
Estos días navideños invitan a la fraternidad hasta al apuntador. A la gente le da por organizar todo tipo de actividades, muy en la línea de los "retiros" de EGB. Con lo poco que nos gustaban entonces y ahora no hacemos más fomentarlas. Los caminos del Señor son inexcrutables... y los de las Hoces del Duratón, también.
Sí, las Hoces del DURATÓN. Es un nombre muy poco bucólico. Al oir Duratón sin saber lo que es, nadie en su sano juicio puede imaginarse que se trata de un enclave natural bellísimo a pocos (?) kilómetros de Madrid. Más bien uno piensa en unas pastillas para aumentar la pontencia sexual o una marca de pilas alkalinas. Horrible.
Cuando se contempla este paisaje tan chulo, una no imagina que acabará el día cantando New York New York sobre el escenario de un karaoke. Pero ya digo que los caminos del Señor son inexcrutables.
Lo mejor para sentir que se está lejos de la urbe es acudir con unas bailarinas en los pies, y sortear con garbo y gracejo los caminos abruptos hasta la Ermita de San Frutos. O Santa Fruta, que dirían en Holanda.
Es que nunca se sabe; una llega a Casa Paulino pensando que va a comerse un pescadito porque no es muy aficionada a las carnes, y resulta que le plantifican un cordero y oye, que no está nada mal... Y después, un paseo (sepulvedano) todos juntos no puede faltar, en amor y compañía, dejando que los 2 grados nos refresquen el alma, que falta hace.
Lo mejor, los desplazamientos en coche de un lado a otro. Venga a hacer kilómetros a oscuras. Es que cómo cae la noche fuera de la urbe, cae de golpe y porrazo. El coche importante en cabeza: una madrileña, un madrivascuence y una japonesa quemando rueda. El segundo coche detrás: tres coruñesas y un holandés con un recopilatorio de Camarón de la Isla a tope. Lo nunca visto.
El punto siete del programa del día, el último, el de la fiesta nocturna, se vio un poco emborronado por la ausencia de unos y el sueño de otros. Pero la música de Moloko y la presencia de figuras de última hora es siempre una garantía. Eso sí, no se pudo evitar que la noche finalizase con un momentazo al más puro estilo "Marina D´Or": dos energúmenas estropeando la canción de Frank Sinatra y poniendo la guinda más coñona y memorable desde hace mucho tiempo. Lo mejor fue el veredicto de nuestro Risto particular: "muy bien, todos daban palmas".(??)
Todo puede pasar. Que me aspen...