28 agosto 2006

Volver


Efectivamente muy vaga a la vuelta, bloggeramente hablando. Una parece que tiene que encontrar un tema estrella con el que hacer balance general y empezar de nuevo. Pero si sólo han sido dos semanas... Perfectamente aprovechadas, eso sí, pero dos semanas. Además, una vez de vuelta, creo que NADA empieza de nuevo un 16 de Agosto. Todo empieza en Septiembre, y punto. La vida se renueva en Septiembre. Por lo menos para mí.

Yo soy un espíritu contradictorio: tanto quejarme de lo abarrotado que está Madrid durante el año y llega Agosto y digo que tan vacío me da angustia. Pues sí. Además, el metro nunca acabó de despejarse, la poca gente que quedaba en Madrid estaba toda bajo tierra en la línea 10 o haciendo cola en los Renoir Princesa.

Lo que me pasa realmente es que agosto es tan rarito que tengo ganas de volver a la realidad. Que los periódicos vuelvan a ser normales y no a meter páginas de relleno como si fuésemos tontos. Que se acabe mi jornada intensiva que lo de levantarme a las 7,20 me parece horroroso. Que vuelva Charlotte con su niña, por mucho que le pese. Que vuelva House. (Acabo de enterarme que el catálogo de IKEA ´07 ya ha salido ¡hurra!.) Que las revistas dejen de enseñarnos a seres chamuscados en paños menores. Que abran todas las tiendas y que se acabe eso de que cierren por las tardes "por vacaciones", que parece que hay una estampida general. Hasta me he alegrado de que empiece la Liga, cómo cambian las cosas... Nada, todo el mundo a sus puestos y se acabó el tenernos a todos a medio gas. (Sé que alguno pensará que soy un bicharraco, pero al toro por los cuernos, oye).

La estancia en mi refugio gallego ha sido inmejorable y no me he quemado, que ese es otro tema. También he dado una vuelta por el Paraiso Natural asturiano, y ha sido un fin de fiesta precioso. Qué bonita es la palabra "Cimadevilla".

Paso de la depresión postvacacional, me deprime. Ahora en mi cabeza (a punto de renovarse) ronda una maravilla que se llama C.R.A.Z.Y. y el festival de Venecia que no podré catar para mi desgracia. Ronda mi descubirmiento de que ISLANDIA EXISTE. Ronda la nueva casa de Palma 72, a la que no le queda nada. Rondan los 30 de mi pajarraca del alma, que nunca me lee. Ronda mi envidiado Alberto en los States. Y lo que te rondaré, morena...