
Qué fuerte que Volver figure entre las posibles nominadas a los Oscars. Supongo que es un reflejo que cómo es el mundo de absurdo. ¿Por qué no nominan a Pedro, por “famosete-que-gusta-a-los-yankis-y-a-los-franceses-haga-lo-que-haga”? Por favor. Y que nadie me diga ahora que cómo somos los españoles con la envidia, porque no tiene nada que ver con eso.
No quiero copiar al Adversario y escribir un post sobre cuánto me ha gustado La Noche de los Girasoles, pero sí me gustaría tirar una lanza en favor de los buenos actores y las buenas películas españolas. ¿Qué pasa, que en España sólo podemos seducir con historias histriónicas de frikis con peluca? Luego la gente se rasga las vestiduras con programas como El Diario de Patricia; pues no veo por qué, es más de lo mismo.
Viendo La Noche de los Girasoles hubo momentos en los que casi contuve la respiración con las actuaciones de Celso Bugallo (que tendrá cara vasco pero no lo es, je, je, que también tenemos de esos en Galicia....), Cesareo Estebánez o Manuel Morón, por ejemplo. Qué maravilla. Eso sí que es de premio y no las tonterías que se cuecen por ahí, como los lagrimones con playback de la Cruz en Volver, a la que encima visten de Marc Jacobs para representar a una pueblerina. Vamos hombre, que no. Que no puede ser. (Ya sé que es malísimo, pero el otro día me reí MUCHO con una tontería que oí en Buenafuente, algo así: Penélope Cruz quiere continuar haciendo papeles serios en América y ya está rodando “Colega, ¿dónde está mi pintalabios?”).
En fin. Que soy una ilusa y me pregunto porqué las cosas buenas pasan sin pena ni gloria por el mundo. Todos sabemos que si Almodóvar rodase una película sobre un pintalabios derritiéndose en un desagüe sería considerada como una obra maestra. Y no le quito el mérito a Pedro, que lo tiene, pero lo que me parece tremendo es llegar al punto de perder la objetividad. Pero bueno, es así, no vamos a pedir peras al olmo a estas alturas.