25 abril 2006

We are the world


Con motivo del reciente Día del Libro voy a contribuir con una pequeña paliza que creo que no está de más dado el momento en el que vivimos, tan lleno de bolsos de loewe, ferrás adriás, comeduras de placenta y demás florituras. Es un fragemento de "El retrato de Dorian Gray", de Oscar Wilde. Un poco enrevesado como para leerlo según en qué contexto, pero un esfuercito merece la pena. Es una gran/flipante verdad.

“La sociedad, la sociedad civilizada al menos, nunca está muy dispuesta a creer nada en detrimento de quienes son, al mismo tiempo, ricos y fascinantes. Siente, de manera instintiva, que los modales tienen más importancia que la moral y, en su opinión, la respetabilidad más acrisolada vale muchísimo menos que la posesión de un buen chef. Y, a decir verdad, consuela muy poco saber que la persona que te invita a una cena execrable o que te sirve un vino de mala calidad es irreprochable en su vida privada. Ni siquiera las virtudes cardinales justifican unas entrées semifrías...”